LA TEOFANÍA DE MAMBRÉ HORA SANTA

LA TEOFANÍA DE MAMBRÉ

HORA SANTA

  • MONICIÓN:

            Hoy, al atardecer, nos hemos reunido junto al altar del Señor para celebrar la Eucaristía haciendo memoria de aquella última Cena, en la cual Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino y los entregó a los apóstoles para que los tomasen como alimento de vida eterna.

            Ahora nos hemos reunido, en actitud de adoración, ante el sagrario donde hemos depositado el cuerpo de Cristo, el cual está presente entre nosotros. Que nuestra oración de esta noche, junto a Él, nos ayude a comprender mejor el don que el Señor nos ha hecho de su Cuerpo y de su Sangre. Oremos con Él y acompañémosle.

 

            Hemos querido representar en el Monumento la escena de la TEOFANÍA DE MAMBRÉ, del encuentro de los tres jóvenes o ángeles con Abrahan y Sara. Es la acogida que hace el matrimonio a Dios. Ellos han descubierto la invitación a la amistad que primeramente hace Dios. Después vamos a contemplar en la oración cada uno de los aspectos de este pasaje que nos relata el libro del Génesis.

 

  • CANTO: "NO ADORÉIS A NADIE"

 

No adoréis a nadie,

a nadie más que a El.

No adoréis a nadie,

a nadie más que a El.

 

  NO ADORÉIS A NADIE MÁS

              NO ADORÉIS A NADIE MÁS

              NO ADORÉIS A NADIE MÁS QUE A ÉL.

 

No pongáis los ojos

en nadie más que en Él.

No pongáis los ojos

en nadie más que en Él.

 

·                     ORACIóN DE LOS FIELES.

 

RESPONDEMOS.- "Santifilca, Señor, alpueblo que redimiste con tu sangre"

 

1. Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más     plenamente a tu pasión, para que consigamos la gloria de la resurrección y  seamos testigos en medio del mundo.

 

2. Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos, para que  podamos confortar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú   nos confortas.

 

3. Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida, para que se manifiesten en ellos los frutos de tu salvación.

 

4. Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso, y a nosotros danos un día parte en tu felicidad.

 

·                     PADRE NUESTRO.

 

·                     ORACIóN.

Señor Dios todopoderoso, que para gloria tuya y salvación de los hombres constituiste a Cristo sumo y eterno sacerdote, concede al pueblo cristiano, adquirido para ti 'por la sangre preciosa de tu Hijo, recibir en la Eucaristía, memoria del Señor, el fruto de la pasión y resurrección de Cristo. Que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

 

·        CANTO FINAL.

“VICTORIA, TÚ REINARÁS”

¡OH CRUZ! TÚ NOS SALVARÁS (BIS).

 

1.      El Verbo en Ti clavado muriendo nos rescató,

                                    de ti madero Santo nos viene la Redención.

 

                                   2. Extiende por el mundo tu reino de Salvación.

Oh Cruz, fecunda fuente de vida y bendición.

              ESTRIBILLO                                                                                           

 

Porque sólo en Él está la salvación (BIS)

 

   ESTRIBILLO

 

 

  • NOS HABLA JESÚS:

“He deseado ardientemente comer esta Pascua con vosotros y y quisiera  expresaros con signos y palabras mis sentimientos másás profundos. Quisiera abrazaros  fuertemente a todos vosotros; también a   a Judas, y a  los hombres  de  todos los tiempos.

 

Juan, reclina tu cabeza en mi costado y calma un poco los latidos de de mi corazón. Judas, no te vayas. Tu ausencia la notaré siempre, y te    te vas a hacer mucho daño en la noche.

 

¡Qué bien habéis preparado la sala y la mesa!. Todo está a punto: o:  los  panes, el cordero, las copas, las salsas, las verduras. Se está aquí bi  bien con  vosotros.

Mirad, os tengo preparada una buena sorpresa, es  un   banquete   te mejor que este pan que yo parto ahora, es mi cuerpo que se va a romper er enseguida por vosotros, y esta copa es mi sangre, antes que se  derrame e, bebedla. No os asustéis, pero así me podréis  comer, alimentaros de mi  i Espíritu, sed uno con  el Padre. Invitad a todos los pobres, que nadie se quede con hambre. Quisiera meteros a todos en mi corazón, o que yo oo     pudiese  entrar en el vuestro.

                                                              

Ahora tengo que seguir mi camino. Antes os dejo una palabra, una  a sola palabra, que es la última: Amaos. Hijos míos, mi mayor deseo es q  que  estéis unidos y lo compartáis todo. Amaos. Este será vuestro ro distintivo. Amaos, para que pueda estar siempre con vosotros.

 

 

·       silencio

 

 

 

Si guardáis mis palabras

Y como hermanos os amáis,

compartiréis con alegría

el don de la fraternidad.

Si os ponéis en camino

sirviendo siempre a la verdad,

fruto daréis en abundancia;

mi amor se manifestará.

 

ESTRIBILLO.

No veréis amor tan grande          

como aquél que os mostré.

Yo doy la vida

Amad como yo os amé.

Si hacéis lo que os mando

y os queréis de corazón,

compartiréis mi pleno gozo

de amar como Él me amó por vosotros.

 

·                    EVANGELIO (Mc 14, 32-42)

 

HABLAN JESÚS Y EL PADRE

à JESÚS:                

- Ahora, Padre, que se acerca el momento de volver a tus manos (si es que  e puede volver quien jamás se ha alejado), déjame agradecerte este don de ser  rr hombre que Tú me regalaste durante treinta años. Ha sido hermoso ¿sabes? ... Hermoso y doloroso, es cierto, mas, sobre todo, hermoso: tener carne e,  sentirte débil, conocer el paso del tiempo por tus horas, amar desde más cerca  y uno a  uno, tender la mano a los amigos, comer con ellos en la misma mesa y  er sus  ojos que tratan de decirte que te quieren, aunque luego mil  veces su    b       pobre corazón se descarríe. ¿Sabes, Padre?. Siempre quise a los hombres,  ro pero ahora se diría que me he enamorado de ellos, precisamente porque son   n tan pequeños y necesitan tanto.

 

 

 

 

 

 

 

 

Ahora ya no sabría vivir sin ser humano y por eso te pido – es  mi último deseo  o  en este mundo – que me permitas seguir siéndolo en las anchas praderas de lo lo eterno.

 

Déjame que me lleve este cuerpo, y estas manos, y estos ojos que en la tierra  ra aprendieron a reír y llorar (nunca lo hicieron antes), y estos pies caminantes, y  e el pobre corazón, que fue lo que mejor nos salió en los siete días iniciales.

 No creas que me olvido del mal y de la muerte. ¿Cómo podría hacerlo ahora ra que los siento subir hacia mis venas?. Yo conozco la fría violencia del hombre  y  el  egoísmo sucio que respiran su alma y sus pulmones, he visto la serpiente de el odio enroscándoseme en torno de mi vida; mas también he medido su ignorancia  , su mirada de niños descarriados y he gustado del vino más hermoso: el  del el perdón. ¿Qué Dios seríamos nosotros si no tuviéramos nada que  perdonar?. El  mal  del hombre  permite  que se  vea lo más  hondo de nuestro ser, la última aa    razón de nuestra triple existencia, ya que amor sin perdón es medio amor.

 

à EL PADRE:

Bien se nota, hijo mío, que estás enamorado, pues hasta en sus defectos   encuentras Tú virtudes. Mas yo voy a decirte que todo eso es cierto… muy   relativamente. El hombre sólo es grande porque lo has sido Tú. Yo, que le amo  tanto como puedas amarle, sé que hay hombres y hombres, sé cuántos viven  muertos, y que, sin Ti, el puente entre el cielo y la tierra seguiría desierto y  destruido. Ahora Tú has construido el nuevo puente, ahora Tú te has cruzado  entre el hombre y nosotros, y ya no puedo verles sin verte siempre a Ti. Cuando  miro sus manos recuerdo que son tuyas, cuando leo sus ojos reflejan tu mirada,  ya no hay “hombres”, hay “Tú” multiplicado. ¿Cómo podría amarte sin  amarles?. ¿Cómo podría amarles sino amándote a Ti?. Gracias a Ti empiezan a ver que soy su Padre. Has cumplido tu oficio de buen hijo anunciándome y atando para siempre mis manos de justicia que ya se han vuelto manos solamente de amor. Y sé muy bien cuánto dolor ha sido necesario para lograrlo. ¿Crees que no he visto tu espalda flagelada, tus sienes destrozadas, tus manos malheridas?. ¡Si apenas puedo mirarte, Hijo, sin romper a llorar!. ¡Si casi me arrepiento  de  haberte  permitido   ese  descenso!.  Así  es  fácil ser hombre: ¡subidos encima de tu

.

 

·        SALMO 22

 

La bondad y la misericordia del Señor, gracias a Cristo, nos acompañan todos los días de nuestra vida. Él es el pastor de nuestras almas. El nos conduce al Padre por el camino que es él mismo para cuantos creen el él y de él se alimentan. Invoquémosle como pastor por quien nada nos falta.

 

El Señor es mi pastor, nada me falta:

En verdes praderas me hace recostar,

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas.

 

Me guía por el sendero justo,

por el amor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo:

 tu vara y tu callado me sosiegan.

 

Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo...

 

·        LECTURA (Rom 8, 28-39)

 

·        CANTO: COMO EL PADRE ME AMÓ

                        YO OS HE AMADO.

                        PERMANECED EN MI AMOR,

                        PERMANECED EN MI AMOR. (Bis).

 

 

sangre!. Tienen vida porque cabalgan en tu muerte, son divinos porque Tú eres hombre y porque has muerto Tú.

Y ahora, Hijo, termina tu tarea. Tu Padre está contento porque el  Hijojo  mayor está volviendo con mil millones de hijos pródigos cargados en la su espalda. Y todos brillan como Tú, y Tú vuelves como un doble  Dios  conon tanto engendramiento.

Ven, Hijo, ven y tráelos, que el Espíritu y yo os esperamos para abrazaros por toda la eternidad.

 

SILENCIO.             

 

·                     CANTO:

            COMO EL PADRE ME AMÓ

            YO OS HE AMADO.

            PERMANECED EN MI AMOR,

            PERMANECED EN MI AMOR. (Bis).

 

Si guardáis mis palabras

Y como hermanos os amáis,

compartiréis con alegría

el don de la fraternidad.

Si os ponéis en camino

sirviendo siempre a la verdad,

fruto daréis en abundancia;

mi amor se manifestará.

 

ESTRIBILLO.

No veréis amor tan grande          

como aquél que os mostré.

Yo doy la vida

Amad como yo os amé.

Si hacéis lo que os mando

y os queréis de corazón,

compartiréis mi pleno gozo

de amar como Él me amó por vosotros.

               

 

  

 

Señor, tu misericordia llega al cielo,

tu fidelidad hasta las nubes… 

Tú socorres a hombres y animales;

¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!

los humanos se acogen a la sombra de tus alas…

porque en ti está la fuente viva,

y tu luz nos hace ver la luz.

 

Te daré gracias de todo corazón, Dios mío,

daré gloria a tu nombre por siempre,

por tu gran misericordia conmigo,

porque me salvaste del abismo profundo.

 

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,

anunciaré tu fidelidad por todas las edades…

Tuyo es el cielo, tuya es la tierra,

tú cimentaste el orbe y cuanto contiene; 

tú has creado el norte y el sur…

tienes un brazo poderoso,

fuerte es tu izquierda y sublime tu derecha.

Justicia y derecho sostienen tu trono,

misericordia y fidelidad te preceden.

 

Es bueno dar gracias al Señor…

proclamar por la mañana tu misericordia

y de noche tu fidelidad…

porque tus acciones, Señor, son mi alegría

y mi júbilo las obras de tus manos.

¡Qué magníficas son tus obras, Señor,

que profundos tus designios!. 

 

 

¿Qué más podía hacer?. Me ofrecí como alimento – sabroso pan y dulce vino -, pero el alimento les parecía insípido. Tengo cada día un peso de gracias para repartir, pero nadie las solicita, y me quedo con mis dones. Es verdad que no hay mayor dolor que no poder regalar a quien se quiere, no poder amar a quien se ama.           

Tal vez equivoqué la estrategia. Debiera haberme quedado en un lugar solamente. Seguro que todos irían a buscarme y a pedirme. Me tienen al alcance de la mano, pero ellos prefieren ir a encontrarme a Tierra Santa.

         A pesar de todo, renuevo mi propósito de presencia. Me quedo con vosotros. Me quedo en el centro de vuestra vida, en vuestro mismo corazón. No me busquéis lejos, buscadme en lo más profundo de vuestro ser, en lo más querido de vuestros anhelos, en lo más importante de vuestras tareas, en lo más bonito de vuestros encuentros.

Buscadme en el dolor y en la alegría, siempre en la esperanza.

            Buscadme en el pan partido, en el servicio humilde, en la entrega generosa. No me condenéis a la soledad y el olvido. Necesitáis de mí, os lo he dicho, pero yo también necesito de vosotros”.

           

  • CANTO:

            COMO EL PADRE ME AMÓ

            YO OS HE AMADO.

            PERMANECED EN MI AMOR,

            PERMANECED EN MI AMOR. (Bis).

 

Si guardáis mis palabras

Y como hermanos os amáis,

compartiréis con alegría

el don de la fraternidad.

Si os ponéis en camino

sirviendo siempre a la verdad,

fruto daréis en abundancia;

mi amor se manifestará.

 

ESTRIBILLO.

No veréis amor tan grande          

como aquél que os mostré.

Yo doy la vida

Amad como yo os amé.

Si hacéis lo que os mando

y os queréis de corazón,

compartiréis mi pleno gozo

de amar como Él me amó por vosotros.

 

  • EVANGELIO ( Jn. 14, 9-14 ):
  • DIÁLOGOS DE PASIÓN:

 

HABLAN JESÚS Y EL PADRE

à JESÚS:                

- Ahora, Padre, que se acerca el momento de volver a tus manos (si es que puede volver quien jamás se ha alejado), déjame agradecerte este don de ser hombre que Tú me regalaste durante treinta años. Ha sido hermoso ¿sabes?. Hermoso y doloroso, es cierto, mas, sobre todo, hermoso: tener carne, sentirte débil, conocer el paso del tiempo por tus horas, amar desde más cerca y uno a uno, tender la mano a los amigos, comer con ellos en la misma mesa y ver sus ojos líquidos que tratan de decirte que te quieren, aunque luego mil  veces su pobre corazón se descarríe. ¿Sabes, Padre?. Siempre quise a los hombres, pero ahora se diría que me he enamorado de ellos, precisamente porque son tan pequeños y necesitan tanto.

 

Ahora ya no sabría vivir sin ser humano y por eso te pido – es  mi último deseo en este mundo – que me permitas seguir siéndolo en las anchas praderas de lo eterno.

 

Déjame que me lleve este cuerpo, y estas manos, y estos ojos que en la tierra aprendieron a reír y llorar (nunca lo hicieron antes), y estos pies caminantes, y el pobre corazón, que fue lo que mejor nos salió en los siete días iniciales.

 No creas que me olvido del mal y de la muerte. ¿Cómo podría hacerlo ahora que los siento subir hacia mis venas?. Yo conozco la fría violencia del hombre y el egoísmo sucio que respiran su alma y sus pulmones, he visto la serpiente de su odio enroscándoseme en torno de mi vida; mas también he medido su ignorancia, su mirada de niños descarriados y he gustado del vino más hermoso: el del perdón. ¿Qué Dios seríamos nosotros si no tuviéramos nada que perdonar?. El mal del hombre permite que se vea lo más hondo de nuestro ser, la última razón de nuestra triple existencia, ya que amor sin perdón es medio amor.

à EL PADRE:

 

Bien se nota, hijo mío, que estás enamorado, pues hasta en sus defectos encuentras Tú virtudes. Mas yo voy a decirte que todo eso es cierto… muy relativamente. El hombre sólo es grande porque lo has sido Tú. Yo, que le amo tanto como puedas amarle, sé que hay hombres y hombres, sé cuántos viven muertos, y que, sin Ti, el puente entre el cielo y la tierra seguiría desierto y destruido. Ahora Tú has construido el nuevo puente, ahora Tú te has cruzado entre el hombre y nosotros, y ya no puedo verles sin verte siempre a Ti. Cuando miro sus manos recuerdo que son tuyas, cuando leo sus ojos reflejan tu mirada, ya no hay “hombres”, hay “Tú” multiplicado. ¿Cómo podría amarte sin amarles?. ¿Cómo podría amarles sino amándote a Ti?. Gracias a Ti empiezan a ver que soy su Padre. Has cumplido tu oficio de buen hijo anunciándome y atando para siempre mis manos de justicia que ya se han vuelto manos solamente de amor. Y sé muy bien cuánto dolor ha sido necesario para lograrlo. ¿Crees que no he visto tu espalda flagelada, tus sienes destrozadas, tus manos malheridas?. ¡Si apenas puedo mirarte, Hijo, sin romper a llorar!. ¡Si casi me arrepiento de haberte permitido ese descenso!. Así es fácil ser hombre: ¡subidos encima de tu sangre!. Tienen vida porque cabalgan en tu muerte, son divinos porque Tú eres hombre y porque has muerto Tú.

            Y ahora, Hijo, termina tu tarea. Tu Padre está contento porque el Hijo mayor está volviendo con mil millones de hijos pródigos cargados en su espalda. Y todos brillan como Tú, y Tú vuelves como un doble Dios con tanto engendramiento.

Ven, Hijo, ven y tráelos, que el Espíritu y yo os esperamos para abrazaros por toda la eternidad.

 

SILENCIO.                              

  • SALMO (a dos coros):

 

MISERICORDIA DE DIOS

 

Qué bondad tan grande, Señor,

reservas para tus fieles,

y concedes a los que a ti se acogen…

Bendito el Señor, que ha hecho por mí

prodigios de misericordia.

 

Dad gracias al Señor…

que la palabra del Señor es sincera,

y todas sus acciones son leales;

él ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra

 

El ignorante no los entiende   

ni el necio se da cuenta.

 

Aclamad al Señor, tierra entera…

Sabed que el Señor es Dios:

que él nos hizo y somos suyos,

su pueblo y ovejas que él apacienta.

El Señor es Bueno,

su misericordia es eterna,

su fidelidad es perpetua. 

 

                                                                                                  

  • CANCIÓN:Padre, me pongo en tus manos”.

 

  1. Padre me pongo en tus manos

Haz de mí lo que Tú quieras.

 

            PADRE ME PONGO EN TU REGAZO

            COMO UN NIÑO DÉBIL Y FRÁGIL;

            SOY TU PEQUEÑO.

 

  1. Padre, tómame en tus brazos.

Ten piedad; muéstrame tu rostro.

  1. Padre, tuya es mi vida.

Dame a conocer tus sendas.

  1. Padre, necesito darte

con todo el amor de que soy capaz.

  1. Padre, te confío mis días.

     Quiero cumplir tu voluntad.      

 

 

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